jueves, 21 de octubre de 2010

Participación en el Concurso de Cuento Corto

Felicitamos a los estudiantes del curso 404 que participaron con su cuento corto en el concurso organizado por el Centro Cultural Bacatá: Evelyn Alejandra Rincón Pinzón, Yeferson Danilo Grajales Ávila y Nicolás Pérez Capera.
La premiación se realizó el pasado sábado 9 de octubre en el Centro Cultural Bacatá. Agradecemos la asistencia de los tres estudiantes y sus familias.
Yeferson Danilo Grajales Ávila ocupó el primer puesto en la categoría infantil con su cuento: Yeferson y sus ganas de estudiar.

 A continuación los hermosos cuentos de nuestros participantes.

YEFERSON Y SUS GANAS DE ESTUDIAR
YEFERSON DANILO GRAJALES AVILA
Estudiante del curso 404
Sede San Andrés, Institución Educativa Departamental “Miguel Antonio Caro”
Jornada Mañana
Había una vez, un niño llamado Yeferson que por culpa de los españoles no podía estudiar, él era muy pobre y analfabeto.
Era hijo de una mestiza y un indígena que tenían que trabajar mucho en los cultivos de aguardiente, algodón y tabaco.
Vivía en un ranchito pequeño y su cama era para compartirla con sus hermanitos.
Junto con su familia debían dedicar su vida a servirá los españoles, quienes gobernaban en la Nueva Granada.
Todas las mañanas, al empezar un nuevo día miraba hacia el cielo y respiraba profundamente porque empezaba una dura jornada de tabajo.
Miraba su cama y con tristeza la dejaba porque sabía que volvería dormir en ella muy cansado y muy tarde.
Yeferson era un niño muy observador y veía como las personas eran tratadas de manera diferente.
Los españoles eran quienes gobernaban y daban órdenes a los demás. 
Los indígenas debían dedicarse a cuidados de las casas, cultivos y animales.
Los negros eran tratados como esclavos.
A Yeferson no le cabía en la cabeza que las personas no fueran tratadas igual en la Nueva Granada.
Yeferson le preguntó a sus padres:
-       ¿Por qué hay tantas personas tan diferentes?
Los Papás comenzaron a contarle la historia…
-       “Desde el descubrimiento de América los Españoles se quedaron y empezaron a gobernar”.
Yeferson les volvió a preguntar:
-       ¿A partir de la llegada de los españoles qué grupos se formaron?
Sus padres le dijeron:
-       Habían indígenas, con la llegada de los españoles aparecieron los mestizos, los negros, los mulatos, los zambos y los criollos.
Yeferson pregunto a sus padres:
-       ¿Por qué si habían tantos grupos los españoles eran quienes mandaban?
Sus padres le empezaron a contar que…
-       “Antes de la llegada de los Españoles nosotros vivíamos en nuestras tierras y nosotros éramos los que gobernábamos”.
Aunque los españoles les habían cambiado sus costumbres, ellos guardaban el “sueño” de regresar a sus tierras y ser nuevamente felices.
Sus padres e incluso sus abuelos, tíos, primos hablaban de la posibilidad de volver a sembrar sus plantitas, cuidar sus propios animales y divertirse con las celebraciones que les contaban sus abuelos, bisabuelos y tatarabuelos de la vida que tuvieron sus antepasados indígenas.
Soñaban con la cercanía a sus dioses, como el Sol y la Luna. Con sus ritos y bailes.
Pero, las condiciones que estaban viviendo les recordaban que era otra época y que les tocaba seguir las órdenes de los españoles.
Yeferson, siempre pensaba en vivir otra situación y por eso les decía a sus familiares que ese sueño podría volverse realidad algún día. 
Un día, Yeferson vio salir a un hijo de un español muy contento porque había aprendido muchas cosas en las clases con su tutor.
Yeferson quería aprender a escribir y a leer, a sumar, restar, multiplicar y dividir, a dibujar y hacer ejercicios.
Pero, sus padres le dijeron:
-       No puedes estudiar con esos tutores como los del niño español.
Yeferson les preguntó nuevamente:
-       ¿Por qué no puedo estudiar?
Ellos le dijeron que no podían pagarle a ningún Tutor y que tenían que dedicarse a las labores en las casas de los españoles, al cuidado de los cultivos y de los animales para poder comer.
Así, Yeferson empezó a sentirse triste, pero volvía a recordar el sueño que tenían con su familia y volvía a tener fuerza para soportar el maltrato por parte de los españoles.
Aunque, suene extraño, su padre se hizo muy amigo de un Español.
Un día el amigo de su padre, que era rico porque era español le dijo:
-       ¡Tú sí puedes estudiar!.
El niño Yeferson le explicó al amigo de su padre:
-       Yo quiero estudiar pero, no puedo pagar mi tutor por ser pobre.
El amigo de su padre le dijo:
-       No te preocupes porque yo te podría pagar uno.
Yeferson estaba muy feliz porque iba a estudiar, ser importante, tener riquezas y así pensaba que podría regresar algún día a sus tierras.
Luego de unos días, el niño Yeferson estaba decepcionado porque no volvió a ver al amigo de su padre.
Yeferson se enteró que los españoles andaban más furiosos porque a unos Señores se les había ocurrido reunirse y firmar un Acta de Independencia el 20 de julio de 1810.
En el observatorio astronómico se realizó una reunión secreta dirigida por Camilo Torres.
Organizaron un alboroto en la tienda de José Llorente al pedirle prestado un florero para recibir al americano Antonio Villavicencio.
Aprovecharon el alboroto para reclamar sus derechos como americanos al haber escuchado por parte de Llorente insultos hacia un americano como lo era Antonio Villavicencio.
Se organizó la revuelta de la independencia para buscar unas condiciones iguales de trabajo, acabar con la manera como se manejaban los cultivos y cambiar el gobierno español.
En el Acta decían que no querían depender económica, ni políticamente de España.
A través del Acta dejaron escrita la voluntad del pueblo para gobernarse de manera independiente del Virrey pero, juraron lealtad al Rey Fernando VII.
No querían que los gobernaran los que no habían nacido en América. 
Pero, los españoles no se fueron y se quedaron más tiempo porque en el Acta firmaron la lealtad al Rey de España.
Aunque a Yeferson no le cabía en la cabeza que las personas no fueran tratadas igual en la Nueva Granada, entendió que las cosas no iban a cambiar en muchos años, pero que si mantenía su sueño entre su familia, algún día al menos uno de ellos iba a poder estudiar, tener riquezas, volver a sus tierras y vivir en paz.
Yeferson murió pobre y analfabeto al igual que sus padres, aprendió a trabajar en los cultivos de aguardiente, algodón y tabaco.
Dedicó su vida a servir a los españoles, quienes gobernaban en la Nueva Granada.
Tuvo su propia familia y aunque le tocaba enseñarle a sus hijos, nietos, bisnietos y tataranietos a cultivar, cuidar los animales y ayudar en los oficios de las casas de los españoles, nunca dejó su sueño y se los hacía recordar a sus familiares en los malos y buenos momentos.
Su sueño de regresar a sus tierras se mantenía. Aunque no lo realizó él, sus familiares si lo pudieron hacer realidad mucho tiempo después.
Pasó el tiempo y los hijos, de los hijos, de los hijos, de los hijos, de los hijos, de los hijos, de los hijos, de los hijos de Yeferson pudieron estudiar.
Hay ahora muchos profesores que van hasta donde viven los indígenas a trabajar en sus escuelas y muchos de los indígenas han empezado a estudiar para ser profesores.
Algunos, viven felices nuevamente en sus tierras y pueden reclamar sus derechos a la vida, la educación, a la salud, a vivir dignamente.
Afortunadamente, ya para muchos de los de la familia de Yeferson las cosas han sido diferentes, ya viven en la República de Colombia.
Ahora, el respeto por los derechos de los indios es importante.
Muchos incluso estudian en la universidad y ayudan a gobernar en los municipios y departamentos de nuestro País.
La familia de Yeferson es una de las más felices ahora en sus tierras y aunque él ya no está lo recuerdan y lo seguirán recordando siempre.
Cada vez que empieza un nuevo día, levantan su cabeza y miran hacia el cielo y le dan gracias a sus dioses la Luna y el Sol por un nuevo día y por ser nuevamente felices en sus tierras.
Fin, fin, fin.
LA HISTORIA DEL BICENTENARIO
EVELYN ALEJANDRA RINCÓN PINZÓN
Estudiante del curso 404
Sede San Andrés, Institución Educativa Departamental “Miguel Antonio Caro”
Jornada Mañana
Un día, una niña tuvo que averiguar qué había pasado el 20 de julio de 1810 para participar con un cuento en el centro Cultural Bacatá de Funza.
La niña empezó a pregúntarle a sus profesores y a sus padres qué era el 20 de julio.
Después de reunir toda la información de sus profesores y padres empezó a escribir su cuento sobre la Independencia de Colombia.
Observó en clases videos del Profesor Super O y allí con dibujitos animados empezó a entender mejor y organizó su información.
Y este es su cuento…
Había una vez, un lugar en América que fue descubierto por España.
Desde ese entonces, los españoles empezaron a gobernar esas hermosas tierras de América.
Años más tarde se crea la Nueva Granada, un lugar en donde los derechos de las personas no se tenían en cuenta.
Los derechos como los que tenemos los ciudadanos que vivimos en Colombia no existían para todas las personas por igual.
La transformación de la Nueva Granada de 1810, dio origen a nuestra República de Colombia, como la conocemos ahora en el 2010.
En la Nueva Granada vivían unos españoles, unos criollos, unos indios, unos mestizos y unos negros.
Los españoles eran quienes gobernaban y eran a quienes hacían caso los demás habitantes.
Los criollos eran los hijos de los españoles que habían nacido en la Nueva Granada, podían estudiar pero, no podían gobernar como los españoles.
Los indios dedicaban su vida a cuidar las casas de los españoles y a cultivar algodón y tabaco.
Los mestizos no podían gobernar, ni estudiar, debían dedicarse a trabajar.
Los negros por no haber nacido en la Nueva Granada eran considerados “esclavos”, por esa razón los vendían para dedicarse a cocinar, a limpiar y a arreglar las casas de los españoles, en los cultivos y en los cuidados de animales.
La vida en la Nueva Granada era dirigida por los españoles y con el trabajo de criollos, indios, españoles, mestizos, negros, mulatos y zambos se enviaban riquezas al Rey de España.
Los criollos empezaron a preocuparse por unas mejores condiciones de vida y dentro de ellos estaba el señor Francisco José de Caldas que reunió a todos los criollos y les dijo:
-       Los he reunido aquí en mi observatorio astronómico para discutir la mejor forma de cómo quitarle el poder a los españoles.
Mirando a Camilo Torres le preguntó:
-       ¿Qué opina Usted Camilo Torres?
-       Le propongo que se haga una revuelta en la plaza de mercado para obligar al Virrey español a que cumpla nuestras peticiones.
Después, Sámano se fue a donde el español Vicente Llorente a pedirle un florero prestado. 
Le dijo a Llorente:
-       Por favor, préstenos un florero para adornar la mesa para recibir al americano Antonio Villavicencio.
Llorente les respondió:
-       Perdónenme pero de prestarlo y prestarlo se me va a romper.
Al pie pasaba Francisco José de Caldas y saludó a Llorente:
-       Muy buenas tardes Señor Llorente.
Los hermanos Morales le dijeron a Caldas:
-       ¿Por qué saluda a éste Chapetón que insulta a los americanos?
Llorente respondió furioso:
-       ¡Yo no he insultado a nadie!.
Las demás personas que estaban detrás de Llorente empezaron a gritar:
-       ¡Que viva el cabildo, abajo el mal gobierno de los españoles!
Así, empezó la revuelta del 20 de julio de 1810 en la tienda de José Llorente.
Luego, José Acevedo y Gómez dirigió el Cabildo para nombrar un gobierno provisional independiente del Virrey español pero jurando lealtad al Rey de España. 
El Cabildo buscaba realizar la voluntad del pueblo para exigir sus derechos como americanos.
Solamente los españoles ocupaban los cargos públicos para gobernar en la Nueva Granada.
Los demás habitantes que hacían parte del pueblo estaban cansados de pagar entregar sus riquezas a los españoles para ser entregadas al Rey de España.
Desde entonces, los criollos se organizaron y nombraron a su Jefe para que gobernara en la Nueva Granada.
Quien los gobernara debía tener propiedades, saber leer y escribir, ser de buena familia y ser criollo.
Aunque, el pueblo estaba conformado por indios, mestizos, negros, mulatos y zambos, los criollos eran quienes más derechos tenían.
Los criollos eran quienes tenían derecho a estudiar, gobernar, tener tierras.
Los indios fueron reconocidos como ciudadanos.
Los negros por no haber nacido en la Nueva Granada no eran considerados como ciudadanos, por esa razón debían seguir dedicándose a cocinar, a limpiar y a arreglar las casas, en los cultivos y en los cuidados de animales.
Pasaron muchos años para que en nuestros País todas las personas que viven en el, tenga los mismos derechos sin importar si son indios, mestizos, negros, mulatos o zambos.
Las condiciones sociales, económicas y políticas de la Nueva Granada han cambiado en nuestra actual República de Colombia.
Ahora, los españoles y personas de diferentes países pueden visitarnos o vivir en nuestro país pero nosotros sin importar si somos indios, mestizos, negros, mulatos o zambos podemos elegir a nuestros gobernantes.
Por eso, cada 20 de julio debemos recordar el origen de nuestro país como lo conocemos ahora y los indios, mestizos, negros, mulatos y zambos debemos celebrar el cumpleaños de nuestro Patria Querida.
…Y así la niña pudo terminar su cuento para participar en el Sexto Concurso de Cuento Corto en la Categoría Primera creada para estudiantes de Primaria y ser una de las diez participantes de su jornada y de su Sede Escolar.
Aunque no fue fácil escribir tanto, con ayuda de sus padres y profesores pudo terminar su cuento.
Ella espera poder tener al menos el Certificado de Participación porque sabe que habrá muchos participantes en el Sexto Concurso de Cuento y que habrán  muchos cuentos bonitos como el de ella.
EL NIÑO HISTORIADOR
NICOLÁS PÉREZ CAPERA
Estudiante del curso 404
Sede San Andrés
Institución Educativa Departamental “Miguel Antonio Caro”
Jornada Mañana
Erase una vez, un niño que vivía con sus padres en un pueblo llamado Villa de Leiva.
Le gustaba vivir en Villa de Leiva porque tiene casas muy bonitas y las calles tienen piedras.
Tenía muchos amigos y le gustaba salir a jugar con ellos todos los días porque no tenía hermanos.
El niño tenía un caballo que lo llamaba “Negro” había aprendido a montar desde muy pequeño. Sus padres se lo habían regalado de cumpleaños.
Montado en su caballo negro salía a pasear cerca a su casa todas las tardes después de darle de comer zanahorias, las que son sus favoritas.
Él era muy feliz porque  tenía unos padres que lo amaban. Por eso, hablaba mucho con ellos.
Todos los días se reunía con sus amigos después de ir a estudiar y hacer sus tareas. Salía a jugar con ellos.
Un día, cuando salió a jugar con sus amigos, el niño encontró un libro muy interesante.
El libro se trataba de toda la historia del Bicentenario.
El niño se fue para su casa y se despidió de sus amigos.
El niño empezó a leer y a medida que leía el libro le contaba a su mamá lo que sentía con la lectura del libro.
Un día, le dijo:
-       “Cada vez que leo el libro, empiezo a sentirme como si yo ya hubiera estado en esa época”.
La mamá le preguntó:
-       ¿Y cómo era esa época?
El niño le dijo:
-       Era una época en donde todo era diferente a lo que hoy vemos.
Pasado el tiempo, se empezó a vestir raro.
Ya no usaba sus camisas de manga corta, sus pantalones anchos y tenis. Usaba camisas blancas de manga larga, con pantalones oscuros, chaqueta oscura y medias blancas por fuera del pantalón.
La mamá le preguntó:
-       ¿Por qué te vistes así?
El niño abrió el libro en un dibujo y le contestó:
-       “Yo quiero ser como éste Señor”
La mamá le volvió a preguntar:
-       ¿Y por qué quieres ser cómo ese Señor?
El niño le contestó:
-       ¡Éste Señor era valiente!
La mamá le preguntó:
-       ¿Por qué era valiente ese Señor?
El niño le dijo:
-        ¡Porque cuidaba a los demás!
La mamá le volvió a preguntar:
-       ¿Y quién era ese Señor?
El niño le contestó:
-       Ese Señor era Camilo Torres.
La mamá le volvió a preguntar:
-       ¿Y por qué tuvo que cuidar a los dem
El niño le contestó:
-       Porque no quería que siguieran dándole a los españoles sus riquezas.
La mamá le volvió a preguntar:
-       ¿Y por qué les pasaba eso a las personas?
El niño le contestó:
-       Porque les tocaba enviarle al Rey de España sus riquezas.
El niño estaba muy asombrado de lo que leyó y aunque, su mamá le dijo:
-       “Eso ya pasó hace mucho tiempo, no te preocupes”.
El niño le dijo:
-        “Eso era importante”.
El niño no entendió eso que le dijo la mamá.
Por esa razón le pidió un favor al papá.
-       Papá me llevas a la Biblioteca.
 Se fueron a la Biblioteca. Allí encontraron otro libro muy interesante.
Entre los dos lo leyeron y después de mucho tiempo terminaron de leerlo.
El papá le explicó nuevamente todo sobre el 20 de julio de 1810, todo sobre la Independencia.
Cuando leyeron el padre le dijo:
-       “Después de haber realizado una Junta, se firmó un Acta”.
El niño le preguntó:
-       ¿Por qué se independizaban del Virrey?
-       ¿Por qué no querían que los gobernara el Virrey?
El padre le dijo:
-       Porque no querían pagar más tributos.
El niño le dijo:
-       ¿Y qué tenían de malo los tributos que pagaban?
El padre le dijo:
-       Porque estaban cansados de pagar un “tributo muy alto”.
El niño le dijo: 
-       ¿Y esos tributos por qué los tenían que pagar?
El padre le dijo:
-       Por las cosas que tenían.
-       Aunque el tributo de esa época se parecen a los impuestos que pagamos tu mamá y yo ahora por tener nuestra casa, por las cosas que compramos y en los recibos de los servicios de agua, luz y teléfono.
-       El tributo de esa época era enviado a España y no se quedaba como el dinero de nuestros impuestos se queda en nuestro País Colombia.
El niño le preguntó:
-       ¿Y qué hacían con esos tributos tan altos?
El padre le dijo:
-       Los recogía el Virrey, él recibía todas las riquezas y cada vez quería enviarle más al Rey de España.
-       Por eso, se reunieron y firmaron el Acta que declaraba que se independizaban del Virrey siendo leales al Rey de España.
El niño quedó muy asombrado y si entendió pero, quedó triste porque la independencia no fue completa, aunque se independizaron del Virrey, los criollos querían gobernar siendo leales al Rey.
Desde entonces, le gusta ir a la Biblioteca en compañía de su padre para poder hablar de lo que leen.
La Biblioteca es muy grande y tiene cada vez, más libros interesantes como el que se encontró el niño.
El libro lo guarda en su habitación y aún lo lee en las tardes, le gusta mirar el dibujo de Camilo Torres.
Todavía, se viste raro cuando llega del colegio y sale a jugar con sus amigos, pero su mamá ya o le dice nada. Sus amigos también se visten raro para jugar con él.
Ahora, la mamá si cree que lo que él le dice es importante porque sabe que los libros le han explicado muchas cosas que su hijo antes no sabía.
Su papá y su mamá quieren que sea Historiador y están ahorrando para pagarle la carrera porque al niño le gusta leer muchos libros de Historia y ver cómo se vestían las personas y lo que les pasaba.
Ha leído muchos libros interesantes y seguirá leyéndolos.
Le gusta hablar con sus amigos de los libros que sigue leyendo.
Ahora habla más con su mamá sobre los libros que lee y con ella lee en la casa cuando terminan sus tareas.
Con su papá siguen visitando la Biblioteca los fines de semana para saber más sobre nuestro País.
Le gusta ver el desfile del 20 de julio y cada vez que ve a los soldados y policías recuerda a Camilo Torres, un señor muy valiente porque cuidaba a los demás así como, lo hacen los soldados y policías.
Los trajes que usan los soldados y policías le llaman la atención porque son algunos parecidos a los que usaba Camilo Torres.
Le gusta ver como las personas se reúnen y se sienten felices porque nuestro País celebra nuestra Independencia y el dinero de nuestros impuestos se queda en Colombia y ya no se le entrega al Rey de España.
En el Colegio también se celebra el 20 de julio y le gusta explicar lo que sucedió, cuando representan la Junta en donde estuvo Camilo Torres, el siempre lo representa y se viste con su camisa blanca de manga larga, el pantalón, la chaqueta oscura y las medias blancas por fuera del pantalón.
Dice a todos los que conoce que:
- “Si algún día tiene un  hijo lo llamará Camilo porque para él Camilo Torres siempre será su héroe, mejor que Superman o Batman”.